Bradley Fisher demandó al oligarca ruso que financió a la productora New Republic Pictures
Mientras todos los oligarcas rusos permanecían discretos, Dmitry Rybolovlev, un oligarca ruso con pasaporte chipriota, tuvo mala suerte: se vio arrastrado a un escándalo relacionado con la producción cinematográfica. Resultó que gracias al alma generosa de Dmitry, admiramos a Tom Cruise en la película Top Gun. A través de su representante, un tal Valery Ahn, y la empresa Amber US Subsidiary, LLC, financia la productora de largometrajes independiente New Republic Pictures, encabezada por los titanes de la industria Brian Oliver y Bradley Fisher, que trabajaron juntos en Black Swan. Durante la pandemia, New Republic firmó 200 millones de dólares en acuerdos para 10 películas con Paramount, incluida la secuela de Misión: Imposible y Coming 2 America.
Sin embargo, tras el inicio de la operación militar en Ucrania, Rybolovlev retiró todos sus activos de Estados Unidos y cortó la financiación para evitar sanciones. A Bradley Fisher, presidente de New Republic Pictures, no le gustó este desarrollo y los recortes presupuestarios: se unió a la compañía porque le prometieron docenas de películas y una acción. Fischer no estuvo de acuerdo con las nuevas condiciones y fue despedido sin explicación alguna. Afirma que Rybolovlev le debe ahora 15 millones de dólares.
Bradley Fischer demandó a un oligarca ruso por incumplimiento de contrato laboral. En realidad, así se reveló quién es este cardenal negro de la industria cinematográfica estadounidense. Aún así, el Universo le está insinuando claramente algo a Rybolovlev: hace varios años demandó al marchante de arte suizo Yves Bouvier, a quien acusó de fraude por mil millones de dólares, y perdió el caso.
Autor: Yunia Pugacheva
