¿Es posible la doble ciudadanía?

A finales del siglo pasado se aprobaron leyes de inmigración que prohibían a los ciudadanos estadounidenses tener otra ciudadanía. El texto tradicional del juramento de fidelidad exige no sólo la lealtad a la nueva patria, sino también la renuncia a los valores anteriores. Sin embargo, la práctica legal establecida permite que un ciudadano estadounidense conserve su ciudadanía anterior, siempre que el propio país no lo prive de su ciudadanía.

Las autoridades estadounidenses no persiguen a quienes, tras prestar juramento, conservaron su ciudadanía anterior. El Departamento de Estado, en aras de ampliar los vínculos interétnicos, hace la vista gorda ante el hecho de que muchos nuevos estadounidenses no han abandonado su antigua patria. Tienen derecho a participar en las elecciones, pero no pueden ser elegidos para un parlamento extranjero ni designados para un puesto político importante en otro estado, ni servir en su ejército durante un conflicto militar con Estados Unidos, y menos aún en las agencias de seguridad. En tales casos, la ciudadanía estadounidense se pierde inmediatamente.